sábado, 18 de abril de 2009


Cierro los ojos:
para regalarte lo que estoy mirando;
te invito a volver sin haber llegado,
a quedarte
en este espacio de intento sin complejos, sin miedos,
a no escuchar por tus oídos,
a confiar en los míos
que están planeando un viaje sin destino.
Quisiera que te ahogues en mi celeste,
para resurgir en todos los verdes
de algún jardín que nunca duerme.


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