que hoy me mira.
Ocio paciente,
que me invita
a dejar de ser la misma
a ignorar lo que me limita,
a tener sed de paz,
de caricias.
A no adherirme
a mi imagen tan estricta,
a llorar con lágrimas tibias,
por una existencia por momentos solitaria,
por momentos infinita.
Sin intención de describirla
tan sólo me dedico a sentirla.
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