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Carta al viajero caminante,
que se va para volver,
que no sabe lo que busca,
sólo tiene sed.
Carta al tropiezo que lo asalta,
que sepa que tropiezo es.
Carta a la lluvia que florece,
al arroyo que se lleva mis pies.
Carta al viento que me huele,
para que me alcance hasta a dónde estés.
Cuánta soledad puede haber en un sobre cerrado?
Cuánto principio, desde un papel blanco?
Blanco maleable,
por la intención, el deseo,
el hambre.
Blanco al abismo
de "decir",
o al intento de abrazar a través de un trazo...
Quisiera ir hacia dónde
de la mano,
más descalza que el pasto,
que una orilla
o algún fracaso.
Quisiera entrar,
sin marcar la vuelta,
el regreso,
lo que pareciera estar atado.
Quisiera escuchar,
escuchar...
escuchar sin mis significados.
Quisiera cerrar los ojos
y que me estés esperando del otro lado.